lunes, 23 de junio de 2014

Del orden y la redundancia; de ideas y rutinas que rebotan y rebotan.


Quiero tinto pero una mosca muerta me espera dentro de la cafetera llena. Debo, de nuevo, preparar café y esperar a que esté listo. Otra espera se antepone a otro placer.
Me enredo en la red para distraerme de la soledad. Suena All is full of love de Björk y sigo pensando que la soledad es inevitable como la vida misma, más expansiva que el morbo que a veces me dirige. ¿Cuál será nuestro origen? Creo que lo que soy estando solo porque eso que llamamos soledad es nuestro dios. Está en todos y en todo sitio. En sí nos experimentamos.
… el café ya está listo…
… siento la fortuna de vivir en una vida de instantáneos simultáneos: el internet, el café, los romances, este escrito… las esperas son frecuentes pero cada vez más cortas…
… la impaciencia surge… la capacidad de sentir placer se agota…
All is full of love, All is full of loneliness... no, así no: All is full of solitude
... la oferta, la mutación, la importancia de la incertidumbre, el internet y su información deforme. Nada ahora me abruma. Un soplo de precoz esperanza me enamora de nuevo de la vida porque flota solitaria en su vecindario y porque es inevitable, como lo es el paisaje para el humano, como lo es para mí la inspiración: sea toda mi vida un exaltación cantada y escrita.

1 comentario:

  1. Me recuerda este escrito el sobrecogimiento repentino que ataca, caprichoso, al poeta incauto.

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