En sobriedad compruebo más claramente las dinámicas de mi pensamiento.
Un mes sin haber estado ebrio devela los movimientos dentro de esa galaxia interior que he venido llamando mente. Ideas, grandes ideas, anhelos, estrategias de vanguardia: algunas más fugaces que otras, en este urdimbre de pirotecnia y desesperación. Las libretas se llenan; también la sección de borradores de este mail. Pero, ahora pienso, que el alcohol no me ocultaba únicamente este "panorame"; lo que no me dejaba comprender, en lo cual no me dejaba profundizar, es en el estado de alerta y angustia (como de constreñimiento o falta de aire en el pecho) que hacían despertar de un modo tan desordenado cada una de estas ideas. Desordenado e imposible de aprovechar, de asir. Quizá esta forma del comportamiento de mi ingenio surja como reacción a lo que voy consumiendo en internet, o de un modo más preciso y justo, en las redes sociales. Instagram en particular ha cooptado mi conciencia. A veces incluso sueño con mi feed. ¿Tendencia al abuso en el consumo del alcohol? No será mi único problema.
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