jueves, 2 de enero de 2025

Libera tus manos

 


Hablo de esto de un modo tan frecuente, que me asombra no haber escrito al respecto. Quizá sí lo hice solo que no logro ubicar la entrada en este blog, o el boceto en mi lista de borradores. 
Sea como sea, prefiero ser breve: cuando era niño, perdía tiempo viendo televisión, pero esta forma de derrochar las horas me permitía conservar la libertad de mis manos. Este vacío lo llené con la guitarra. Entonces el panorama era el mismo todos los días: un niño rasgueando, casi acariciando, desatendidamente, la guitarra, de frente a la única luz encendida, el televisor. 
Esto me facilitó comprender la mecánica del instrumento, sus posibilidades tímbricas; luego, aprender acordes, solos, patrones rítmicos, me resultó más fácil pues ya había incorporado esa cómplice y ruda mezcla de cuerdas, maderas y espacio acústico.
Ahora, en la actualidad, la mayoría perdemos tiempo ocupando no solo la mirada, la atención y el ánimo - como con la t.v. - sino que además ocupamos con el celular nuestras manos, tal vez el ícono más apropiado para describir nuestra evolución - específicamente, por el pulgar retraído. A mis estudiantes siempre les recomiendo lo mismo: procura perder el tiempo acompañado de tu guitarra, tocándola. Tocar tranquilamente, tocar con tacto, es tal vez la mejor forma de ganar camino en su aprendizaje, y la principal manera que se me ocurre para demostrarles que será ella una aliada en el sentido de que, aprenderla a tocar, a tocar bien rico, labrará el camino hacia tu liberación de este sentir, a veces claustrofóbico, de estar encerrados en los contornos naturales de la vida. 

La guitarra es a mí, lo que el opio para Cocteau. 

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