martes, 30 de noviembre de 2021

A mi amiga


29-11-2021/ Tu último canto nos sacó de la siesta. Fue un sonido distinto: esta vez no funcionaría darle golpes a la pandereta... todos te vimos morir. “Brisar oscuridad”, como dice Camilo. Cada uno en su momento te sostuvo. Coincidimos en las lágrimas y en los agradecimientos. Fue inevitable recordar mucho. Por ti, para mí, se hizo cotidiano el canto, hablarte con ternura. Creamos un lenguaje hecho de silbidos. Yo te respondía porque tú me respondías. Lo que aprendí de ti, me lo enseñaste sin querer: eras inocente. Sí: solía sentirme mal por la jaula. Te veía ahí, rodeada de plantas, al pie de la ventana del comedor, encerrada de puertas al bosque. Luego comprendí que se trataba de un compromiso: tú no eras nuestra, pero sí era nuestro el deber de darte a experimentar la capacidad que tenemos los humanos de amar. Constructora, tejedora, cantante, inspiración: ahora el bosque te contiene. Un árbol recién sembrado y un hormiguero harán lo suyo, se alimentarán de tu cuerpo, de esa silueta hermosa que me acompañó sin permitirme estar solo cuando el desempleo casi me convierte en un ente insular. Anoche dormí nervioso, tembloroso. A la madrugada me despertó el sonido de la lluvia; fue como si la tierra - también entre lágrimas- te sostuviera ahora, como si así me estuviera avisando que ya te había recibido; que habías llegado muy bien…  

“… pero ninguna tumba guardará su canto”.

1 comentario:

  1. Gracias Juan Sebastian, por compartir tan conmovedora despedida y tan dulce vida compartida. ¡Gracias por tener el valor de Amar y dejar ir!
    Un abrazo, María Orlanda.

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