Hermoso verla prendida. Pálida, cansada. No comimos; salimos de clase y directo a la bodega. Tomamos mucho; fue como dispararnos juntos; luego yo vomité. Ella resistió a pesar de haber pasado la noche anterior bebiendo; yo soy un niño sano, un niño santo arrepentido. ¿Qué tanto? Lo suficiente para necesitarla. Nunca pensé que pudiera necesitar de alguien; las posibilidades no tienen límite; su boca sí. En realidad, el único límite es la amistad y de modo más profundo, la culpabilidad: ninguno quiere sentirse culpable por haber dado el paso que ambos quisiéramos dar. Le ofrecí un ron. Bebió. Cuando acabamos una botella y seguimos con otra, el niño santo, el niño yo, quiso ser fuerte pero quedé medio dormido, pasmado, medio feliz, sonriente, medio desmayado; levitando sobre la silla en ese ambiente tibio, útero sucio de demás jóvenes borrachos. Ayer lo confirmé: Necesito comer antes de beber; es la condición. ¿Pero no es la felicidad suficiente horizonte como para condicionarle? ¡Fui feliz! bailamos y antes me prometió que me besaría; no lo hizo, anoche no. Ni tampoco luego. Jamás nos besaremos. ¿Será que me vio vomitar? No sé… pero fue una bella noche, una necesitada celebración: nos acercamos; me recordó el cuerpo; le recordé su mente. Me exigió que dejara de pensar porque pensar sería sacrificar los impulsos por la vanidad de mis ideas. Salimos del lugar y fuimos a otro. ¿Será que me vieron con ella? No importa, es muy bonita, es tremenda. Quizá me esté enamorando; sería justo. Lo he intentado pero el pasado estorba; ¡cuánta belleza! ¡Cuántos entusiasmados intentos! suficientes obstáculos por superar. Sólo lo notable estorba. Necesito ocurrir… sino será más soledad y más-turbada apariencia. Lo notan en mi mirada, en mi forma de atender las labores, de solucionar problemas. Es definitivo: erraré. Compondré un réquiem para mi bondad, para mi reputación: no me importa si me vieron, lo principal es mi carácter… y mi carácter ahora finge gusto: suficiente para mí. Es bueno sentir un aroma distinto; huelo a como olía ella; su perfume es el aroma matutino; me da la bienvenida al hoy. Ella también estaba muy ebria, no lo puede negar. Me abrazó y nos consentimos. Su voz se escucha mejor mientras más cerca esté de mi oído. Era ronca y alargaba las vocales; por momentos sentía su fría mano corriéndome el pelo y acomodándomelo sobre la oreja; quería hablarme, consentirme. Cerré los ojos: Era mi mente: Laberinto rosa, tapizado y cálido: su voz me condujo al infinito. Cuidado: te estás enamorando. Fue dulce. ¿Seguro no nos besamos? No. No… definitivamente no. Cuando abrí los ojos noté en su rostro recién alejado un aire de desencanto. ¿Dije algo? ¿No dije algo? Me pidió perdón, lucía decepcionada de sí misma. Esperé. Disfruté del silencio porque me sentí prudente. Luego le pregunté si quería otro ron. Sonrío y me dijo no. Su novio ya venía a recogerla.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Lo que recordé esta mañana
Hermoso verla prendida. Pálida, cansada. No comimos; salimos de clase y directo a la bodega. Tomamos mucho; fue como dispararnos juntos; luego yo vomité. Ella resistió a pesar de haber pasado la noche anterior bebiendo; yo soy un niño sano, un niño santo arrepentido. ¿Qué tanto? Lo suficiente para necesitarla. Nunca pensé que pudiera necesitar de alguien; las posibilidades no tienen límite; su boca sí. En realidad, el único límite es la amistad y de modo más profundo, la culpabilidad: ninguno quiere sentirse culpable por haber dado el paso que ambos quisiéramos dar. Le ofrecí un ron. Bebió. Cuando acabamos una botella y seguimos con otra, el niño santo, el niño yo, quiso ser fuerte pero quedé medio dormido, pasmado, medio feliz, sonriente, medio desmayado; levitando sobre la silla en ese ambiente tibio, útero sucio de demás jóvenes borrachos. Ayer lo confirmé: Necesito comer antes de beber; es la condición. ¿Pero no es la felicidad suficiente horizonte como para condicionarle? ¡Fui feliz! bailamos y antes me prometió que me besaría; no lo hizo, anoche no. Ni tampoco luego. Jamás nos besaremos. ¿Será que me vio vomitar? No sé… pero fue una bella noche, una necesitada celebración: nos acercamos; me recordó el cuerpo; le recordé su mente. Me exigió que dejara de pensar porque pensar sería sacrificar los impulsos por la vanidad de mis ideas. Salimos del lugar y fuimos a otro. ¿Será que me vieron con ella? No importa, es muy bonita, es tremenda. Quizá me esté enamorando; sería justo. Lo he intentado pero el pasado estorba; ¡cuánta belleza! ¡Cuántos entusiasmados intentos! suficientes obstáculos por superar. Sólo lo notable estorba. Necesito ocurrir… sino será más soledad y más-turbada apariencia. Lo notan en mi mirada, en mi forma de atender las labores, de solucionar problemas. Es definitivo: erraré. Compondré un réquiem para mi bondad, para mi reputación: no me importa si me vieron, lo principal es mi carácter… y mi carácter ahora finge gusto: suficiente para mí. Es bueno sentir un aroma distinto; huelo a como olía ella; su perfume es el aroma matutino; me da la bienvenida al hoy. Ella también estaba muy ebria, no lo puede negar. Me abrazó y nos consentimos. Su voz se escucha mejor mientras más cerca esté de mi oído. Era ronca y alargaba las vocales; por momentos sentía su fría mano corriéndome el pelo y acomodándomelo sobre la oreja; quería hablarme, consentirme. Cerré los ojos: Era mi mente: Laberinto rosa, tapizado y cálido: su voz me condujo al infinito. Cuidado: te estás enamorando. Fue dulce. ¿Seguro no nos besamos? No. No… definitivamente no. Cuando abrí los ojos noté en su rostro recién alejado un aire de desencanto. ¿Dije algo? ¿No dije algo? Me pidió perdón, lucía decepcionada de sí misma. Esperé. Disfruté del silencio porque me sentí prudente. Luego le pregunté si quería otro ron. Sonrío y me dijo no. Su novio ya venía a recogerla.
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No sabes cuánto disfruto de estos textos cortos y tan reales. Muchísimas gracias por el texto que me hizo feliz esta noche. Me gusta mucho la forma de narrar que manejas en el texto y me gustó bastante el final, es algo que no se espera; espero seguir encontrando textos tuyos por ahí para alegrarme un poco las noches. :)
ResponderEliminarEn el fondo hay una lección que deberías tomar, creo que te lo dije antes; esta en el lugar y los detalles, en el horario y el método, el pasabocas y el estimulante. Que agradable me resulta leer esto.
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