domingo, 26 de junio de 2022

Touch, I remember touch


Toda relación es valiosa, definitiva, crucial. No obstante, decidir ordenar, darle forma, a un vínculo por medio de las condiciones y las características de una estructura tan tradicional como la del noviazgo, ha sido para mí algo renovador y revelador. Tal vez esté en un momento muy inicial, en el que la noche se confunde con el día, pero puedo advertir que el noviazgo más que limitarme, me potencia, me encauza. En parte porque no me distraigo fantaseando intensamente con otras presencias: mi compromiso me brinda nitidez y enfoque. Este modelo, me dirige y me lleva a enfocarme en otros aspectos; lo siento en mi manera de pensar y de sentir. Ya el mundo, mis ideales, mis expectativas, son mucho más que buscar cuerpos para tener relaciones sexuales casi siempre de la misma manera. No es que haya dejado de ser efectista, pero ahora sí soy menos egoísta y egocéntrico; el sexo en este momento ya es mucho más que un desahogo. Ahora para mí se trata de construcción, de avanzar profundizando: el cuerpo de mi persona amada, como el río que visualizó Heráclito, nunca es el mismo. El reto es estar siempre verdaderamente, absolutamente, desnudos, y en movimiento.

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