miércoles, 14 de noviembre de 2012

Sobre el cono simiesco y la servidumbre detrás de la certidumbre



Me permito creer que el fuego es domesticable porque relaciono los incendios con los bomberos, grupo de personas anónimas dispuestas a salvarme.  Pero antes, el fuego, quemaba hasta cuando no quedara nada por quemar. El panorama detrás de la neblina podría llegar a ser una ciudad ardiente, habitada por mujeres que corrían dispuestas a ahogar las llamas con el agua de las tinajas que traían sobre sus cabezas. Tales esfuerzos valientes, por las particularidades de la actualidad, también me parecen ingenuos. 
Hoy, en el siglo XXI, mero puñado de años de la eternidad, se confía en los designios de la razón sobre la cual se instituye la ciencia, principal heredera de los métodos de la mitología religiosa. El credo está relacionado con la certidumbre. Un diagnóstico médico o psicológico, la señal de la Cruz de un Papa: por sus efectos, todo me parece igual luego de mirar El Incendio de Borgo, obra de Rafael.  

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